domingo, 29 de julio de 2012

Nadie nos molesta. Hacia el final de la tarde, estoy tumbada con la cabeza en el regazo de Peeta,  haciendo una corona de flores mientras él juguetea con mi pelo, alegando que está practicando nudos. Después de un rato, sus manos se quedan quietas.


- ¿Qué? - Pregunto.


- Desearía poder congelar este momento, justo aquí, justo ahora, y vivir en él para siempre.

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